Con su guerra anti-migrantes, Trump pone en peligro a estadounidenses


Por Rubén G. Abelenda (*)

La guerra anti-migrantes desatada por el mandatario de EE.UU., Donald Trump, pone en peligro la seguridad de sus compatriotas que residen o tienen negocios en otros países de América Latina y del mundo.

De hecho, ya comenzaron a estallar protestas, algunas violentas, contra los estadounidenses que viven en diversas naciones, entre ellas México, una de las más castigadas con la política racista del régimen de Washington.

La cacería de Trump de migrantes en su territorio generó fuertes manifestaciones en casi todos los estados de EE.UU., y ahora se extienden a otros países en rechazo a sus paisanos. 

Los mexicanos se han lanzado a las calles demandando que los coterráneos de Trump sean proscritos bajos lemas "expulsa al gringo de tu ciudad, antes que él te expulse a ti", y "aquí se habla solo español, México es para los mexicanos".

El odio generado por el actual inquilino de la Casa Blanca con su agresividad hacia los extranjeros ha incrementado una aversión sin precedentes contra los estadounidenses en la diáspora.

Analistas auguran que esa repulsión puede intensificarse aun más con grave peligro para la seguridad de los ciudadanos de EE.UU. que radican por razones familiares o de negocios en otras naciones.

El jefe del gobierno de Washington, y sus cercanos colaboradores, parecen no preocuparles para nada sus compatriotas, y además no se percatan cuánto puede afectarle al comercio y la economía del país norteamericano la repulsa global que ha provocado con su postura segregacionista.

EE.UU. es cada vez más descalificado por la comunidad internacional por su prepotencia imperial, por sus guerras de rapiña, sus bases militares ilegales, sus amenazas, sus bloqueos, sus sanciones, y su apoyo incondicional al genocidio de Israel en Palestina, por citar algunas de las conductas de sucesivas administraciones de la Casa Blanca.  

Pero, tras el regreso de Trump a Washington, ese rechazo se ha hecho mayor por su maltrato al mundo como si él fuera el gran emperador y el dueño del planeta tierra.

Contrario a sus creencias enfermizas, el ocupante del Despacho Oval está hundiendo a EE.UU. y terminará por enterrarlo. 

(*) Periodista y diplomático cubano  

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