Por Patricio Montesinos.- Cuba exporta salud, salva vidas, y patrocina la solidaridad, a diferencia de EE.UU. que vende armas, financia guerras, además del terrorismo, y lleva la muerte a todos los rincones del mundo.
La isla caribeña mantiene esa conducta altruista, con modestia y sin pedir nada a cambio, desde el mismo comienzo de su Revolución, el 1 de enero de 1959, a pesar del arreciado bloqueo que le impone Washington, prolongado ya por 65 años.
Ello es reconocido y admirado por la inmensa mayoría de los países, sus autoridades y pueblos de los cinco continentes, que resaltan cuanto ha hecho el decano archipiélago antillano por todas las naciones, especialmente por las más desposeídas.
Precisamente, la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, recalcó en la recién celebrada IX Cumbre de Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que “Cuba no exporta terroristas, exporta maestros, científicos, médicos, y la dignidad que demandan nuestros pueblos”.
Más exactas no pudieron ser esas palabras de la mandataria hondureña, que se repiten una y otra vez por el planeta tierra para orgullo de la nación antillana porque se sustentan en hechos concretos de hermandad.
Los datos hablan por sí solos sobre lo que ha hecho Cuba en la esfera de la salud: Su ayuda médica ha llegado a 165 países, y cerca de 600 mil de sus galenos, licenciados y técnicos han participado en programas de cooperación para salvar vidas en el mundo.
Esos hombres y mujeres, altamente calificados y especialmente humanos, han atendido a dos mil 300 millones de personas y protagonizado 17 millones de diversas cirugías, además de 3,3 millones de la vista como parte de la afamada “Operación Milagro”.
Igualmente han ayudado a nacer a 5 millones de infantes y arrebatados de la muerte a 12 millones de pacientes, sin para nada hacer alarde de su profesionalidad.
Al mismo tiempo, en la cubana Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), creada por el líder histórico Fidel Castro, se han formado y especializado miles de doctores de numerosas naciones de la Patria Grande, de África, y también de EE.UU.
Por supuesto que Washington se aterra cuando escucha lo que ha hecho la mayor isla del Caribe en materia de cooperación, que se extiende a las esferas de la educación, con el programa de alfabetización “Yo sí Puedo”, y a otras como la deportiva.
La reacción de las administraciones de la Casa Blanca ha sido siempre intentar acabar con la solidaridad y la colaboración cubana, pero se ha encontrado, como le está ocurriendo a la actual del presidente Donald Trump, con el rechazo unánime de la comunidad internacional.
Cuba ha dejado bien claro que no cesará nunca de ayudar a los pueblos que lo necesiten porque cumple así con el legado del Comandante en Jefe Fidel de que “ser internacionalistas es saldar nuestra propia deuda con la humanidad”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario