Por Patricio Montesinos. - El jefe del régimen de Washington, Donald Trump, está cansado y quizás hasta enfermo, mientras su secretario de Estado, Marco Rubio, aprovecha la ocasión para lacerarlo, y lograr él visualidad y protagonismo de cara a las elecciones de EE.UU. en 2028.
Analistas políticos coinciden en esa opinión luego que el influyente periódico The New York Times subrayó, en un artículo publicado recientemente, que el actual inquilino de la Casa Blanca tiene progresivos signos de fatiga y está cada vez más débil.
La nota enfureció a Trump, quien acusó al referido cotidiano estadounidense de "lunático izquierdista", y ofendió a la autora del texto, llamándola fea.
Empero, lo cierto es que el ocupante del Despacho Oval ha reducido drásticamente sus actividades y viajes domésticos en comparación con su primer mandato, y mantiene un horario público entre el mediodía y las 5 de la tarde, según The New York Times.
Por su lado, los mismos analistas concuerdan en que Rubio estaría aprovechando el cansancio de su veterano jefe, de 79 años, para desatar toda su rabia en América Latina, en particular contra Venezuela, Colombia, Cuba, México, Brasil, Nicaragua y Honduras, y así, favorecer a su juicio, su desesperada carrera hacia la Casa Blanca.
Recuerdan que el responsable de la diplomacia de Washington fue contrincante de Trump en el partido Republicano por la candidatura presidencial de 2016, y no ha abandonado desde entonces su enfermiza ambición de hacerse con el poder de cualquier manera en las elecciones de 2028, o incluso antes.
Añaden que Rubio conoce muy bien que la popularidad de su mandatario tiende a ser cada vez más baja debido a la crisis económica que padece el país norteño, la militarización de sus ciudades y Estados, la cacería de emigrantes, la guerra arancelaria, y la amenaza de un peligroso conflicto civil.
El plan del codicioso exsenador, devenido en diplomático, incluye embaucar a Trump en una confrontación bélica en Latinoamérica y el Caribe, bajo el pretexto infundado de una supuesta lucha frente al narcotráfico, hecho que podría hasta destronar al presidente de EE.UU.
Una posible intervención militar en Venezuela y agresiones a otras naciones de la Patria Grande podrían desatar una guerra regional de graves proporciones para el hemisferio occidental y también para la paz global.
Ambos aparentes amiguetes estadounidenses, en realidad siempre rivales, deben acabar de comprender que hoy vivimos en un mundo bipolar, en el cual nadie está dispuesto a quedarse de brazos cruzados.
A buen entendedor con pocas palabras bastan.
La inteligencia del gobierno de Estados Unidos sabe perfectamente que no se implicaría en una guerra en el Caribe porque ésta afectaría a su propio territorio por la participación de Cuba que está a tan solo 90 millas de este.
ResponderEliminarY el gobierno de Estados Unidos le tiene pánico a las movilizaciones populares de su pueblo desde la guerra de Vietnam, cuyo detonante fue la visualización por el pueblo estadounidense de los ataúdes de sus soldados que regresaban de dicho país, desde entonces han tratado de ocultar este hecho en todas las demás, recordemos que cuando la invasión de Irak los ataúdes regresaban de noche para evitar su visualización por el pueblo.
Y últimamente hemos visto como el miedo a las amplias movilizaciones populares de su pueblo ha obligado al Gobierno de Donald Trump a tratar de pactar un ficticio alto el fuego en la franja de Gaza con una enorme publicidad mediática.
Y si a esto añadimos la situación que está pasando los soldados estadounidenses que llevan recogiendo bolsas de comidas más de seis semanas por la huelga de los funcionarios públicos lo que afecta lógicamente a los mandos superiores y a los de tropas.
Todas estas circunstancias posiblemente hayan sido la causa de la división del último jefe del comando Sur.
Y con Venezuela se ha visto claramente que lo que han buscado es amedrentar a la población bolivariana con una puesta en escena que no ha causado los efectos psicólogos que pretendía..