Cuando Archipiélago daba sus primeros pasos
y comenzaba a tejerse la red cultural de Nuestra
América, recibimos una carta de Noam Chomsky,
fechada el 8 de febrero de1996 y dirigida a uno de
los fundadores del proyecto, Alberto Híjar, en la que
le agradecía el envío de los primeros ejemplares de
la revista y mostraba su disposición para apoyar
esta utopía. Tiempo después, con fecha 21 de agosto
de 1997, recibimos una nueva misiva suya, esta vez
dirigida a Carlos Véjar, en la que hacía acuse de
recibo de otro envío de ejemplares de Archipiélago a
su oficina en el MIT, de Cambridge, Mass., y reiteraba
su esperanza de que el proyecto “probara ser muy
exitoso”. Será un gusto ahora, 14 años después,
enviarle al lingüista estadounidense, una de las voces
más reconocidas de la crítica intelectual, este número
73 de la revista, enriquecido con sus interesantes
reflexiones sobre un tema crucial de nuestro tiempo.
Noam Chomsky.
La estrategia de la distracción
El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción, que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. “Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real.