Por Patricio Monteesinos - Quizás el primer cuarto del siglo XXI pase a la historia contemporánea como la época en la cual ascendieron al poder más “líderes” trastornados psíquicamente, delincuentes de cuello blanco de la más baja calaña, criminales de guerra y políticos mediocres.
Solo con darle un vistazo al mapa mundial cualquiera se puede percatar de esa realidad tan bochornosa que tiene actualmente a la humanidad en una profunda crisis, y al borde del abismo.
Nadie puede dudar que si hiciéramos una lista de esos dignatarios seguramente la encabezaría el repitente presidente de EE.UU., Donald Trump, acompañado de su ejecutivo, seguido sucesivamente por la mayoría de los gobernantes europeos y por varios de América Latina.
De Trump no es necesario relacionar muchos argumentos pues desde su primer mandato son bien conocidas sus chifladuras mezcladas con estratagemas, y sus fechorías propias del emperador que se cree ser.
Sin embargo, vale mencionar que ahora protagoniza una guerra internacional de aranceles, deporta a migrantes, pretende hacerse con el territorio palestino de Gaza, ocupado por Israel y masacrado por orden del jefe del régimen genocida de Tel Aviv, Banjamin Netanyahu, comprar Groenlandia, y cambiarle el nombre al golfo de México por el de América.
El inquilino del despacho Oval retiró además a EE.UU. del Consejo de Derechos Humanos y de la Organización Mundial de la Salud, y no se puede descartar lo haga de otras entidades de las Naciones Unidas.
De otro lado, sus locuras han dejado patitiesa a la Unión Europea (UE), siempre obediente a su amo de Washington, al amenazarla con subida de aranceles, y excluirla de las negociaciones de paz con Rusia dirigidas a poner fin al conflicto en Ucrania, lo que supondría la expulsión del poder de Kiev del delincuente y criminal de guerra, Volodimir Zelenski.
La respuesta de la mayoría de los países miembros de la UE ha sido la del típico débil despechado, lloriquear y al mismo tiempo dar una imagen de forzudo.
En ese sentido, intentan boicotear las conversaciones abiertas entre Washington y Moscú, y continuar alentando la beligerancia en Ucrania, nuevas y claras evidencias de la mediocridad de los mandatarios del torcido viejo continente.
Esa apuesta por la confrontación castrense de los jefes de estado y gobierno de la UE podría hacerlos saltar de sus tronos, profundizar la grave crisis socioeconómica que padecen sus respectivos países, y convertir a esa área geográfica en un polvorín.
Y hablando de lista de psicópatas y malhechores, no olvidemos que en América Latina la lidera con amplia ventaja el presidente de Argentina, Javier Milei.
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