Las dos guerras contra Irán


Por Patricio Montesinos.  Irán es blanco hoy de dos guerras protagonizadas por Israel y EE.UU.: la embestida militar de Tel Aviv con el respaldo de Washington, y una intensa campaña mediática desatada por los grandes emporios de la información al servicio de los regímenes fascistoides de Benjamin Netanyahu y Donald Trump.

La confrontación castrense, iniciada la pasada semana por el ejército israelí, pretende derrocar al gobierno de Teherán, y dar lecciones al mundo, especialmente al Sur global, de la supuesta fortaleza de unos invasores inescrupulosos capaces de masacrar, como lo hacen con los palestinos.

Los misiles sionistas son lanzados contra la nación persa acompañados de una cruzada de desinformación, en la que también está implicada Europa, para justificar la perversa agresión. 

Los poderosos medios de comunicación occidentales reiteran, una y otra vez, que Irán constituye un peligro para la humanidad porque enriquece uranio para la fabricación de armamento nuclear, una gran mentira similar a la que repitieron previo a la invasión de Irak.

Al unísono, difunden amenazas de Trump y Netanyahu, acompañados por dignatarios europeos, sobre la necesidad de acabar con la vida del líder supremo del país persa, Alí Jamanei, y sus más cercanos colaboradores.

Utilizan además las redes sociales para divulgar mensajes de todo tipo destinados a engañar al mundo acerca de los acontecimientos relacionados con el peligroso conflicto para la humanidad.

Y, claro, esconden por orden de sus amos los contrataques efectivos de Teherán a las embestidas de Tel Aviv en el escenario de guerra.

En declaraciones en las últimas horas, Jamanei instó a la opinión pública a no dejarse embaucar por los enemigos de su pueblo, el cual está firme frente a los invasores, aseguró.

Ante nuevas afirmaciones esquizofrénicas de Trump, el líder supremo insistió de igual manera que su país no se rendirá, y continuará respondiendo a los atacantes. 

Expertos en política internacional coinciden en que Irán sabe muy bien que defendiéndose, y no capitulando, es la única manera de evitar que a otras naciones les ocurra lo mismo en el futuro dada la prepotencia de EE.UU. e Israel, ambos al borde de desmoronarse, pero por ello lanzando zarpazos desesperados por doquier. 

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