El “Rey” sin corona agrede a la Patria Grande


Por Patricio Montesinos

La actual escalada de agresiones del jefe del régimen de Washington, Donald Trump, contra Latinoamérica y el Caribe busca amedrentar a todas las naciones de ese hemisferio, además de desviar la atención de la grave situación sociopolítica y económica que vive hoy EE.UU.

Trump la ha emprendido con los países lideres de la Patria Grande, Brasil, Colombia, Cuba, México, Nicaragua y Venezuela, cuyos mandatarios le han respondido con valentía en defensa de la paz y la soberanía de la región. 

El inquilino de la Casa Blanca los ha amenazado con intervenciones castrenses, utilizando una mentirosa lucha frente al narcotráfico, con su cacareada guerra arancelaria, y con la intensificación de bloqueos y sanciones, entre otras medidas injerencistas e ilegales. 

Por orden suya EE.UU. ha desplegado sobre las aguas del Caribe buques militares, aviones de combate y numerosos efectivos, lo que constituye un peligroso accionar y una evidente provocación. 

Pero al mismo tiempo, a juicio de analistas, esa conducta es un boomerang para el gobernante estadounidense porque ha despertado la unidad entre las principales naciones y las pequeñas de Nuestra América. 

Según los mismos expertos, Trump está muy mal asesorado por sus más cercanos colaboradores, y en particular por su secretario de Estado, Marco Rubio, quien no deja de embaucarlo en los asuntos de la política exterior de Washington.

Al ocupante del despacho Oval lo tienen desinformado y le estimulan su comportamiento ofensivo y pendenciero frente al mundo, que cada vez le rechaza con más fuerza, concuerdan los analistas.

El "emperador" es considerado un desequilibrado, no solamente fuera de sus fronteras, sino también en su país, que ha sido escenario en los últimos tiempos de multitudinarias manifestaciones en su contra.

Precisamente, el pasado sábado siete millones de personas tomaron las calles en los 50 estados de EE.UU., bajo el lema "No Reyes", para expresar su oposición a la actual administración de la Casa Blanca. 

Las protestas denunciaron la cacería de inmigrantes, la militarización sin precedentes del territorio nacional, los despidos masivos de empleados públicos, y el complejo panorama económico interno.

Trump pretende esconder, con su postura belicosa ante el mundo y especialmente hacia Latinoamérica y el Caribe, que EE.UU. está al borde de una guerra civil que puede desembocar en el fin de añorado sueño imperial.

El "Rey de Washington" está sin corona, aunque pretenda mostrar lo contrario en su enfermizo delirio de monarca de la humanidad.

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