Trump tiene de patas arriba al mundo y a su propio país


Por Patricio Montesinos

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha puesto de patas arribas al mundo y al propio EE.UU., tras solo nueve meses después de su ascenso a la presidencia, en enero pasado. 

Lejos de poner fin a conflictos, como se ha vendido, Trump ha desatado confrontaciones de todo tipo, entre las que resalta su guerra económica y arancelaria global, principalmente contra las potencias internacionales que integran el bloque BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

A su vez, no ha dejado de amenazar a Venezuela, Cuba y Nicaragua, a las cuales considera adversarias por el solo hecho de sus gobiernos y pueblos defender su soberanía e independencia. 

En las ultimas semanas el inquilino del despacho Oval ha militarizado las aguas del Caribe, con el evidente propósito de intimidar con una eventual intervención castrense a la Revolución Bolivariana, a la que además bloquea, como igual le ha arreciado el cerco económico, comercial y financiero a Cuba.  

Azuzado por su secretario de Estado, el narcoterrorista Marco Rubio, el mandatario estadounidense alienta y financia a la vez campañas mediáticas dirigidas a desacreditar a Caracas, La Habana y Managua.

El "emperador" decadente la emprende con cualquier país que se oponga a sus intensiones de continuar dominando el planeta tierra, y hace caso omiso a la Organización de Naciones Unidas (ONU).

El mismísimo Rubio afirmó que a EE.UU. no le interesa lo que diga la ONU, lo cual quedó clarísimo a una vez más en el discurso prepotente de Trump hace pocos días en el segmento de alto nivel de la Asamblea General, AGNU80.

A partir del regreso a la Casa Blanca del presidente republicano, se intensificó el genocidio de Israel en Gaza, y se exacerbaron los conflictos en el Oriente Medio, aunque ahora pretenda mostrarse el impulsor de una frágil tregua entre el gobierno sionista de Tel Aviv y la organización palestina Hamás. 

Solo publicidad, y nada más, ha hecho el jefe de Washington para que el régimen inconstitucional de Ucrania acepte el fin de las hostilidades con Rusia.

Pero Trump también tiene de patas arribas a EE.UU., luego de ordenar una cacería de inmigrantes, expulsar a miles de ellos del país, y militarizar al menos 20 Estados y ciudades norteamericanas ante las protestas por su conducta racista.

Efectivos fuertemente armados de diversos cuerpos represivos, entre ellos de la Guardia Nacional, han invadido las calles, particularmente de los territorios donde gobiernan demócratas.

Las drogas, los tiroteos en escuelas y lugares públicos, sumados al terror institucional, tienen gravemente enferma a una sociedad que está al borde de una guerra civil.

Sin embargo, el hoy gobernante de Washington poco hace por frenar la violencia, más bien la encabeza con su conducta agresiva hacia sus compatriotas y toda la humanidad.

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