Intervención de Ana Wijnen en el III Encuentro Internacional de Europa por Cuba (Venecia, julio 2025)
Compañeras y compañeros: El 27 de junio se celebró en Venezuela el Día del Periodista. Y hoy, más que nunca, quiero aprovechar esta ocasión para rendir homenaje —no a cifras ni estadísticas— sino a vidas humanas: las de los 230 periodistas y reporteros asesinados por las fuerzas sionistas desde el 7 de octubre de 2023, sin contar las víctimas en los 77 años de NAKBA.
Cada uno de ellos, como cada uno de nosotros aquí presentes, respiraba, comía, reía... y, sobre todo, tenía derecho a la vida, a la existencia, a la palabra. Periodistas que, ya sea por vocación o por compromiso, asumieron con valentía un rol fundamental: cámara en mano o con un teclado como única arma, denunciaron, informaron y ejercieron un derecho que también es deber: el de contar la verdad. Ese derecho les fue arrebatado. Y con ellos, muchas veces también fueron silenciadas las voces de sus familias, de sus comunidades.
Quienes hoy nos reunimos en este espacio, lo hacemos desde el pensamiento crítico, desde la conciencia despierta. Hemos a aprendido a distinguir la información de la manipulación, la realidad de la narrativa impuesta por el imperialismo mediático, ese que maquilla el crimen, justifica la ocupación y deshumaniza al oprimido. Vivimos en un mundo entrenado para no dudar, para consumir sin cuestionar lo que los medios hegemónicos presentan como verdad absoluta. En ese juego sucio, quien se llama periodista puede terminar siendo víctima, cómplice o herramienta. Muchas veces por necesidad, por miedo, por supervivencia. Porque esta no es una guerra en igualdad de condiciones.
El sistema capitalista tiene el poder de difusión, el alcance, el dinero. Pero nosotros, compañeras y compañeros, tenemos la razón, el compromiso y el corazón en su lugar. De esa necesidad nace la lucha. Y de esa lucha nace también CONAICOP: el Consejo Nacional e Internacional de la Comunicación Popular, con raíces en Venezuela y con el acompañamiento solidario de plataformas como Europa por Cuba.
Nuestra misión es clara: reivindicar el derecho a informar desde y para nuestros pueblos. Nos llamamos medios alternativos, pero nosotros defendemos verdades esenciales, aquellas que los grandes conglomerados silencian. Desde distintos rincones del planeta, estamos preparados para enfrentar la manipulación mediática, y difundir lo que más necesita el mundo hoy: humanidad, solidaridad y conciencia colectiva. Por eso, estar hoy aquí y alzar la voz en solidaridad con Cuba es un acto justo y profundamente revolucionario. Porque va en contra de la campaña de desprestigio que el imperialismo ha promovido durante décadas, de las sanciones injustas que ha impuesto, y de la absurda inclusión de Cuba en listas de países patrocinadores del terrorismo.
Resulta paradójico que Estados Unidos —una nación que ha hecho de la guerra su negocio desde su independencia— pretende criminalizar a un país que envía médicos y maestras, no soldados ni bombas. Mientras EE.UU. exporta tropas y terror, Cuba exporta salud y esperanza.
Denunciar las sanciones es un acto de justicia, porque la verdad debe prevalecer. Y nuestra tarea como comunicadores conscientes es defender la soberanía, la dignidad y la Revolución cubana: esos son los principios que la han hecho resistente frente a décadas de agresión. La Revolución es del pueblo cubano, sí, pero también es bandera de lucha para todos los pueblos oprimidos.
Cuba es símbolo de solidaridad, de dignidad, de resistencia. Defender a Cuba es defender un mundo más justo y humano. Desde nuestras secretarías, abordamos temas políticos, sociales y culturales. Promovemos valores como el respeto y la empatía, no imponemos, invitamos al diálogo ya la reflexión, construimos desde la colaboración y la firmeza.
Por eso encuentros como este son tan necesarios. Para fortalecernos, para ampliar nuestras redes, para formarnos en los aprendizajes que nos deja la historia de lucha de nuestros pueblos. Y para recordar que no partimos de cero, que tenemos raíces profundas. Nuestras revoluciones tienen nombre y rostro: Bolívar, Martí, Hidalgo, Morelos, Sucre, San Martín, Juana Azurduy, Manuela Sáenz, y más allá de América Latina, Lumumba, Mandela y tantas otras mujeres y hombres que dieron su vida buscando un mundo más justo. Compañeros, compañeras: es nuestra responsabilidad que sus luchas no hayan sido en vano. Es nuestro compromiso mantener viva su memoria, difundir sus ideas y seguir construyendo, palabra a palabra, la libertad y la dignidad de nuestros pueblos. Por último, quisiera compartir unos versos libres, dedicados a quienes —como nosotros— dieron su vida en el campo de batalla de las comunicaciones:
Gran muestra de grandeza:
que por ser temido, te mataron.
Mataron tu cuerpo, mas no tus ideas.
Tu gatillo: captura imágenes.
Tu palabra plasmada: crea conciencia. Ingenuos los que te dispararon, pensaron que te callarían.
Pero el desolado viento guarda murmullos,
murmullos con olor a carne quemada. Murmullos que se convierten en gritos, gritos de terror ante la violencia, gritos de desesperación ante la injusticia.
No han destruido tu dignidad — está intacta. Porque estás de pie en nuestras voces. Eres semilla de verdad y justicia. Eres viento, sol, agua. Eres invencible
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