Por Patricio Montesinos. Sucesivas administraciones de EE.UU. han utilizado listas ilegales elaboradas por Washington como instrumento para sancionar y presionar a naciones que defienden su soberanía e independencia, y que por ello las considera adversarias.
La administración del repitente mandatario Donald Trump incluyó recientemente a Cuba, por segunda ocasión, en el listado espurio de la Casa Blanca de países patrocinadores del terrorismo, determinación que tiene como objetivo justificar el bloqueo que impone a la isla desde hace 65 años, y arreciarlo cada vez más.
Como es bien conocido, el mundo ha rechazado en innumerables ocasiones en la ONU y en todos los organismos internacionales el cerco económico, comercial y financiero que EE.UU. mantiene a la mayor de las Antillas, así como el hecho infundado de considerarla promotora del terrorismo.